El clima es un tema por demás entretenido y un buen motivo de debate, durante mi estancia en Tampico, saboree con gusto los climas tan amigables que nos ofrecía, aunque el calor era intenso y debido a la humedad uno se derretía constantemente, en tiempo de frío era realmente soportable, a diferencia de mi ciudad natal: Monterrey, cuyo clima es realmente extremoso.
Uno de los principales atractivos turísticos de Tampico, son sus majestuosas playas, curiosamente, Tampico no posee esta ventaja , está se ubica dentro de los límites de ciudad Madero, en el mismo Estado aunque a la gente no le importa, para todo el Estado de México, la playa se ubica en Tampico.
Un año se va y otro sobresale con el horizonte, las personas celebran en demasía, el alcohol brota cuál cascada en perpetuidad, corroiendo venas, arterias, dañando neuronas y debilitando el organismo huesped en cada visita, su presencia libera, deshinibe, desconcierta e incluso cesa toda actividad por períodos cortos; a la gente no le importa, este elixir les causa placer, es más que nada una necesidad y una costumbre, Dios mismo sabe que la costumbre siempre es más fuerte que incluso ese sentimiento tan sobrevalorado conocido como amor.
Un nuevo semestre inicia y me obliga a regresar a mi alma matter. Una hermosa mujer aparece de súbito en mi rango de visión, su fina estampa me obliga a seguirla con la mirada, después de unos minutos, mi curiosidad desaparece.
Con el boleto en mi mano, me apresuro a abordar el camión que me llevará a la ciudad de Tampico, mis familiares me ven partir, ambos sabemos que no hay necesidad de mostrar tristeza, en 6 meses regresaré, para bien o para mal, pese a quién le pese.
Al depositar mi humanidad en el asiento designado, para mi sorpresa, aquella mujer hermosa que había visto en alguna ocasión por el centro de Cadereyta Jiménez, adornaba el asiento a mi lado, su expresión al reconocerme, fue tal vez la de un recuerdo vago sin ninguna expectación, mi estancia durante el trayecto fue placentera, verla dormir en posición fetal fue lindo, pero lo más excepcional fue cuándo me sugirió que mi hombro le sirviera de almohada, aunque claro, fue algo incómodo, mis impulsos de macho buscaban una oportunidad para poder salir fúricamente y llevar a cabo sus necesidades fisiológicas, pero mi autocontrol era imponente, aprovecharme de una mujer para saciar mis instintos era algo realmente inaceptable, ya había tenido oportunidades así, pero gracias a mi autocontrol, gané grandes amigas, además, mis amigas, al ver lo mucho que las respetaba, tarde o temprano terminaban por aceptarme; las mujeres no son para nada misteriosas, tratalas bien, cuidalas, respetalas pero nunca para aceptar algo a cambio, ellas conocen y distinguen a quiénes les quieren hacer daño, saben en quién confiar y solo se entregan a la persona a la que admiran y respetan. Durante el trayecto, vagamente, tuve algunas reminiscencias de algo que había experimentado en mi anterior viaje; la mujer que caía suavemente en mi hombro se acurrucaba plácidamente, su rostro me recordaba a una mujer asiática, durante unos instantes logré visualizar un hilito de baba de sus labios y antes de que lograra acomodarme, la expresión de la criatura que se me apareció semanas antes surgió de súbito, no grité, ni siquiera me moví, mis reflejos no reaccionaron, pero un extraño hedor emergió desde lo más profundo de mi estomágo. Mientras me reincorporaba, la hermosa mujer subía sus piernas a mis muslos. El resto del camino fue tranquilo, pero evite mirar la hermosa cara de esa mujer.
A mi arribo a la ciudad de Tampico, las calles apagadas y secas de la ciudad me daban la bienvenida, mis familiares me recomendaban que pagara un taxi hacia la casa de mis tíos, pero estaba muy cerca de la central, así que sin dudarlo me encaminé por una avenida conocida hacia mi destino.
Generalmente, este tipo de lugares era muy conflictivo, ya que individuos solían consumir sustancias psicotrópicas y gustaban de asaltar a cuánto transeúnte se atreviera a transitar por sus territorios; es curioso, cuál perros delimitando su territorio, los humanos repetimos conductas y patrones dignos de animales, ya que a fin de cuentas, pertenecemos a su clasificación, es por demás relevante que la manera en que evolucionamos genera una desevolución en ecosistemas y hábitats, es supongo, nuestra naturaleza.
Después de mi travesía por esas calles, un merecido descanso en casa de mis tíos era necesario.
Una vez más, todo volvía a su cauce; de una manera un tanto torcida. Inscripciones, estres, reunirse con los compañeros, estres, batallar con los maestros por materias empalmadas, estres, conocer a gente nueva, estres; la universidad poco a poco se convirtió en un lugar imprescindible en mi vida, no es que fuera un cerebrito, la verdad es que pase tanto tiempo en ella que la lllegue a considerar mi hogar.
Durante mis horarios de clase, logre juntar un grupo de amigos que hasta la fecha se mantiene unido, con algunas bajas claro, pero seguimos en contacto, por respeto a mis conocidos, solo los nombraré por sus apodos o por los sobrenombres que les asigné, espero que mis amigos no se sientan ofendidos por formar parte de mi serie de relatos; ya que ellos desconfiaron de mis historias debido a mi personalidad nerviosa y tímida y a mis historias increíbles, aún así, jamás les recriminé el que no me creyeran, lo único que me negaron, era el desahogo; platicar de sucesos personales con otra persona sirve para desahogar penas, culpas y malentendidos, si nuestro receptor interactúa ofreciendonós una solución o aunque sea una humilde opinión, es motivo suficiente para relajarse y dejar de preocuparse, muchos traumas a priori aparecen de esta manera; por tal razón los psicológos son tan necesarios.
Durante mi estancia en Tampico, conocí a un secuaz peculiar, su apodo era algo atípico, pero, supongo, poseía cierta connotación positiva. Su sobrenombre es el "Quick" y su impresionante personalidad me salvo de una posible vida aburrida en este puerto jaibo.
No falto en mi séquito el tipo que aseguraba ser todo un casanova, su personalidad era atractiva, todo un amo en el arte de la palabrería, su sobrenombre: el "Ranma".
En apariciones espóntaneas, surgía un amigo de toda la vida, lo conocí en Cadereyta y desde entonces formamos un lazo de amistad muy poderoso, juntos protagonizamos algunas aventuras, al saludarlo me recordaba mi hogar, él es de esos amigos que aparecen de súbito y se quedan toda la vida, amigos como él no aparecen a menudo, su presencia augura buenos tiempos.
No podía faltar una mujer en mi grupo, ofrezco disculpas por no mencionarla al principio, ya que ella fue la primera persona en conversar conmigo en esta casa de estudios, su belleza era simple, nada superficial, ni exagerada, sobresalía su nariz que, aunque juraba, no tenía nada de peculiar, mis amigos perjuraban que era su rasgo más caricaturezco. Al principio, sentí un ligero impulso de atracción hacia ella, que luego desapareció para volverse en un sentimiento de hermandad, ella fue como una hermana, aunque no socializamos de una manera frecuente, mis escasos encuentros con ella eran lindos, aunque solía minimizar mis emociones y disimularlos, ella sospechaba que su presencia alimentaba mi alma. Su sobrenombre es "Maxi".
Maxi, solía juntarse con otras 2 amigas, por tal razón se autodenominaban las chicas superpoderosas en memoria a una serie de dibujos animados protagonizado por tres niñas.
En la universidad se hallaba un familiar, ella fue la que me recomendó la carrera en ese agradable lugar, mi prima. Juntos cursamos toda la carrera en la que desafortunadamente, yo me rezague durante unos años mientras ella salió en la temporada exacta, muchas de mis amistades y familiares lo vieron como una competencia entre nosotros, un signo de triunfo para ella y una derrota para mí, la verdad esconde un terrible secreto que aún no he podido revelar, uno que me limita a vivir la vida con cautela, ella me obligó sin desearlo a conocer ciertos aspectos duros, díficiles y desconocidos para mí, no me refiero a materia de fenómenos sobrenaturales, sino a fenómenos sociales en lugares conflictivos, a veces me gustaría culparla por involucrarme en estas situaciones, pero ella lo más probable es que desconozca los hechos, lo cierto es que sus constantes roces con delincuentes me ocasionaron intervenciones que hasta la fecha aún recuerdo con pesimismo, afortundamente salí de eso, pero las secuelas aún no desaparecen de mi mente, mi cuerpo sanó, pero mi espíritu aún busca encontrar paz y calma, su traición es una herida que arde cada vez que me la recuerdan, espero que algún día logre encontrar su camino, no la culpo en lo absoluto, solo me mantengo al margen, para ella, solo soy un familiar terco, molesto, autoritario y pesado, para mí es preferible mantener la distancia, ya conocí los riesgos que implican relacionarse con ella, pero supongo que mi error fue intentar cuidarla, ella jamás me necesitó y cuándo nadie te invita, para que entras.
Una mujer más aparecía ante mí, mi compañera ideal, mi amiga de aventuras y locuras, aquella persona que entro poco a poco a mi vida. "Margot" es una mujer especial. Bonita, buena estudiante, excelente amiga y con una personalidad tan amable; las palabras para describirla faltarían.
Era la típica compañera con la cuál todos querían conversar, y también ligar, pero ella ya contaba con su galán. Tal vez no era la mujer más hermosa de Tampico, de hecho no era hermosa, pero tenía un extraño imán para las personas, una extraña combinación de personalidad y un ligero asomo de belleza complementaban su status.
La mayoría de mi sequito intentó por muchas formas conquistarla, pero su corazón ya tenía un dueño, muchos ignoraron esa característica, lo cuál causo estragos emocionales leves, daño orgullos y le bajo la autoestima a unos más. Yo me aparte, la inteligencia fue y siempre ha sido mi fuerte, en estos casos, la paciencia era una virtud, una que me ayudó a soportar muchas horas tediosas, muchos eventos sufribles y muchas esperas longevas. Después de muchos años, Margot y yo comprobamos que todo, hasta el amor y la amistad, termina por corroerse; jamás logré explicarle mis actos excéntricos, supongo que todo terminó de pronto dejando heridas abiertas, con una atmósfera de incertidumbre y un enorme hueco que hasta la fecha sigue vacío.
El "Beto"y la "Clau", fueron también parte de mi sequito, pero como no los frecuenté demasiado, su participación en mis relatos será un tanto escasa; otro miembro activo fue el "Homerito", un compañero allegado a mi prima y cuya personalidad brillaba como el oro, un fuereño en todo el término de la palabra, al igual que el ranma, y su servidor, optamos por una oportunidad lejos de nuestras ciudades en un arrojo de aventura, un viaje de conocimiento y una lección de vida.
Homerito poseía conocimientos interesantes, gustaba de acampar al aire libre, buscar testimonios de la cultura huasteca, tenía interés en el tema de lo sobrenatural y ya poseía sus propias vivencias, era todo un estuche de sorpresas; conforme paso el tiempo, mucha de su vasta experiencia me contagió y me ayudó a entender que hay muchas cosas que el hombre aún desconoce y que no es posible explicarlas mediante procedimientos científicos.
Me rodee de personalidades tan fascinantes y poseedores de habilidades excepcionales, hubo ocasiones en que no me sentía parte de ellos, agradezco a la vida por facilitarme amigos tan sorprendentes, con el tiempo, arribaron más y con personalidades y habilidades por demás extraordinarias, pero en su momento los incluiré en orden cronológico.
Soportar las tediosas horas finales del día era digno de un trofeo, muy pocos las soportaban, por tal razón, las ultimas horas en la universidad asemejaba a un desierto.
En la casa de mis tíos, la mascota respondía a un cocker spanish color marrón, su nombre era un tanto afeminado para un perro, demasiado. Pinki, era la palabra a la cuál este canino respondía, a pesar de ser una raza pequeña, débil y nada amenazante, este ejemplar en especial era una excepción a su raza, su andar inquietante y sus hábitos extraños no sospechaban la verdadera fiera que resultaba. Ni siquiera un perro dobberman sería tan éficaz como el.
La noche avanzaba rápidamente sobre nuestras cabezas, el sueño nos cubría con aplomo, pero en esa casa había algo inquietante, algo que estaba a punto de descubrir.
Desde esa noche no pude volver a dormir con los focos apagados, aunque me tachen y me señalen de cobarde, hay una poderosa razón por la cuál aún no duermo hasta cerciorarme de que hay por lo menos un halo de luz que cubra gran parte de mi espacio. He aquí los hechos.
Eran las doscientas horas cuando dormitaba levemente en el dormitorio que amablemente mis tíos me proporcionaron, el cuarto era cómodo y su espacio era suficiente para albergar mis objetos personales, me proporcionaba una privacidad merecida y también me hizo saber que incluso los lugares más seguros escondían secretos tan profundos como los de un pozo petrolero.
La puerta que apartaba mi habitación de las de mi familia estaba perfectamente realizada, mi tío es un gran carpintero, el solo realizó la mayoría de los muebles de la casa, su ocio era impresionante, se convirtió en una maestro en este arte. Esa noche, una intensa ráfaga de viento entro por una ventana abierta que desembocó una estampida de ropa, utensilios personales y objetos pequeños. Con toda la seguridad del mundo, me levante a recoger todo el desorden, pero debido a la hora mejor pensé en hacerlo al empezar el día, así transcurrió una hora, en la cuál aconteció algo inexplicable. Un ambiente raro imperó en la habitación, la puerta se golpeaba una y otra vez y yo aún vacilaba en cerrarla por completo, después de unos minutos la puerta se detuvo dejando espacio a un silencio sepulcral, uno que anunciaba un evento peculiar.
Una ligera, apenas perceptible y audible sonrisa, hizo acto de aparición, era la de un niño; con normalidad, pensé, que era uno de mis sobrinos, ya que uno de ellos dormía al lado de mi cuarto, pero al levantarme y observar, mis ojos se quedaron perplejos. Ante mí, se encontraba lo que parecía un niño, pero no completo, era como una imagen borrrosa, como un holograma muy vago al cuál le faltaba la mitad, se visualizaba de la cintura hacia arriba, en medio de una lluvia de chispas empezó a materializarse otro niño más, su presencia enrareció el ambiente de una manera más recia, con una actitud estática logré ver una aparición más, pero está era más simple, después del espéctaculo de luces, unos piecitos regordetes empezaron a caminar por todo el cuarto, en total, eran tres entes parecidos a niños, sus movimientos eran tan fugaces que parecía que desaparecían, avanzaban de una manera muy películesca, por 20 minutos me quedé atónito, observando las travesuras de estos pequeños entes, una vez más, las trescientas horas eran el horario ideal para fenómenos de esta clase.
Conforme pasaba el tiempo, me acostumbraba a sus andanzas, sus jugueteos, a veces, se detenían para mirarme fijamente, luego, solo corrían sin sentido, no producían ruido, el único sonido que causaban era el resultado de las cosas que tiraban, después de unos minutos empecé a reírme, en cierta parte era divertido verlos jugar, una sensación de bienestar invadía toda la habitación, de pronto me sentía tan lleno de vida, como si también me convirtiera en uno de ellos, la sensación era placentera. El tiempo transcurría y los niños seguían divirtiendosé, hasta ahora, todo transcurrió en una experiencia diferente, pero pronto todo se invirtió de manera muy violenta.
Uno de los entes se paro enfrente de mí y los demás le siguieron, las patitas regordetas no dejaban de bailar mientras me rodeaban, por momentos contuve mis emociones y de un momento a otro uno de ellos me dijo algo que hasta le fecha me provoca escalofríos.
-¿Quieres jugar con nosotros?, ven, será divertido-.
Mi respuesta tardó en aparecer, al final, solo los miré divertido mientras rotaba mi cabeza en señal de que los negaba, eso fue suficiente para ellos.
De repente mi cuerpo empezó a pesarme, caí bruscamente en la cama y sentí a alguien arriba de mí; algo parecido a la expresión: "se te subió el muerto" . Con una agitada desesperación intenté reincorporarme pero mi cuerpo no me respondía, ni siquiera me reaccionaba, mientras enfrentaba esta terrible sensación, algo subía por mis piernas lentamente, no era algo físico ni tangible, era una corriente de aire helado que recorría mi cuerpo serpenteandosé, era algo aterrador, algo horrible, una situación incomodísima, la desesperación de esperar a que aquello se asomara a mi rango de visión para poder encararlo me mataban de la angustia, era algo ajeno a los escritos que había leído, no era una representación fiel.
Pronto, el aire helado se situó en mi rostro y una forma apenas reconocible hizo acto de presencia. En ese entonces casi me infarto de ver esa cosa, pero después recordé que lo que apareció era una versión mucho más bizarra de la niña que apareció en la película el exorcista, con la lengua larga y asquerosa como elemento gratuito.
Según mis investigaciones, esta clase de seres adopta temores del subconsciente de la víctima en cuestión, logrando así su logro inminente, pocas personas sobreviven para contarlo, las que sucumben ante estos entes, son confundidos como suicidas, relacionados con infartos y en la mayoría de los casos nunca logran ser resueltos.
Su pregunta era insistente, en ese entonces no entendía su connotación, pero tiempo después descubrí que esta pregunta era una invitación forzada a un destino incierto, lo único verídico y factible es que todas las personas que aceptaban la invitación, en ese instante, cesaban todas su funciones vitales.
En el aspecto científico, encontré unos escritos de un francés que proponía una teoría en la cuál los fenómenos de esta naturaleza son en realidad párasitos, algo similiar a las amibas o la asquerosisíma solitaria, alimentandosé de nuestro organismo como un simbiote y controlando poco a poco al organismo huésped, esta teoría surgío gracias al estudio en un manicomio ubicado en los extremos de la capital francesa, como redactaba el libro, la mayoría de los pacientes presentaban síntomas incorrectos y dudosos, por lo tanto, se les sometió a rigurosos exámenes que consisitieron en analísis de fluídos, radiografías y escanners cerebrales.
El resultado final desembocó en el descubrimiento de un párasito que se adhería a uno de los lóbulos del cerebro descargando información y asimiliando el organismo residente, tomando control de sus funciones, esto daba rienda suelta a ataques del paciente, comportamientos violentos, conducta inapropiada, que según el estudio eran los intentos del párasito por tomar control total del individuo, al final el intruso perdía total control del paciente y lo dejaba en completo estado catatónico, en estado vegetativo o con las funciones motoras del organismo dañadas. El escrito, lo conseguí al igual que los demás, en tiendas con material de remate, la mayoría de mis libros más valiosos así los encontre, en alguna ocasión mostraré una lista de mi colección particular, por ahora, enfoquemónos en nuestro relato.
Ya sometido, desesperado y completamente asustado, vacilé en cuanto a su insistente pregunta, la tortura que me realizaba comenzaba a hacerme ceder, en una situación así., ¿que es lo primero que se le enseña a un ferviente católico?.
La religión es un tema por demás delicado y muy frágil, naciones enteras han sido convertidas en cenizas debido a este tema tan imponente, afortundamente, el catolicismo es mi manera de vida.
Rezar, rezar y rezar una vez más; la fe es indiscutiblemente un objeto de estudio aún inclasificable, la fe realiza cosas increíbles, libera demonios, cura enfermos y logra crear que una madre detenga un camión en plena marcha, uno que estaba a punto de aplastar a su primogénito; pero aquí es donde se mezclan dos conceptos, la fe y la adrenalina, los cuáles, como veremos en otro relato, ambos van de la mano.
Misteriosamente, la corriente de aire se detiene, deja de enroscarse en mi cuello y comienza su descenso mientras me susurra palabras indescifrables, su control sobre mí cesa, poco a poco recupero mis funciónes motoras y en un parpadeo todo termina, tengo miedo y grito el primer nombre que me viene a la mente: -¡Dios, gracias, te debo la vida!-.
Un completo sentimiento de soledad invade mi persona, aunque al lado de mi cuarto moran muchos familiares, despertarlos no es un opción, en un arranque de voluntad me levanto y cierro la puerta, no sin antes prender las luces, tengo miedo, lo reconozco, sea lo sea que haya sido esa cosa, se robo mis ganas de dormir por las noches, desde entonces, no puedo dormir, solo duermo por las mañanas, esto me ha generado muchos malestares y el molesto cacareo de mis familiares que no vacilan en burlarse de mis malos hábitos, a escasos 8 años del incidente, aún no puedo dormir, solo dormito cierto tiempo por las noches, la luz del día se ha convertido en mi sabána por el momento y la luz que me proporciona mi luminaria en el cuarto, mi boleto a la tranquilidad.
La investigación culminó en la caza de este fenómeno conocido con el nombre clave de "Chemeques" o "Duendes", seres fascinantes, protagonistas de casi todas las culturas conocidas, su leyenda los clasifica en categorías muy grotescas, la mayoría de ellos fueron niños en su momento, generalmente sin bautizar o asesinados de una forma horrible o también al morir, no asimilian que estan muertos y deambulan en los lugares que habitaron, esta clase de metamorfosis paranormal representa un paradigma de la ciencia, ya que no se ha podido comprobar, pero hay testimonios y testigos de este tipo de fenómenos.
Después de este suceso, al poco tiempo me mude con mis abuelos, donde los inquilinos son numerosos, pero ni siquiera en grupo, mis encuentros místicos cesaron.
Para mis amigos, yo trataba siempre de demostrar que no le temía a estos fenómenos, pero tengo que admitir que hay cosas en las que incluso el ser más valiente retrocedería.