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miércoles, 15 de septiembre de 2010

La visita del perro extraviado

Eran las cero doscientas treinta horas, el reloj de mi computadora acostumbraba a titilar, como si jugase a manipular el tiempo. Los trabajos para la universidad eran realmente simples, es una lástima que siempre fui un flojo. El lapso entre tarde y mañana transcurría tan lentamente, como si el tiempo tendiera a aletargarse, como si se negara a llegar al día siguiente.

Mientras ordenaba los datos en mi computador, un sonido muy tenue, apenas perceptible, apareció de entre la marea de ruido que sobresale en la oscuridad de la noche. Con decisión, fui por un martillo que colocaba a lado de la puerta, yo le llamaba "El Rompedesmadres", un hermoso martillo oxidado, con intensidad de fisuras que se atoraban y encajaban en la piel virgen de cualquier cristiano y ateo a la menor provocación, fue durante un tiempo, un buen amigo, que me regalo momentos de seguridad hasta su muerte oficial en la cabeza de un ateo fanático empedernido que tan cabezón resulto que sobrevivió al ataque, en una hazaña muy, pero muy misteriosa.

Al inspeccionar la entrada principal de mi cueva acondicionada como mi hogar, observé con decepción a un perro callejero, roñoso, apestoso, lisiado y con un aspecto de pocos amigos. El perro me miraba atento y excitado a la vez que enojado, antes de volverme a mis deberes, el perro empezo a taclear la puerta de mi residencia, con cada vez más fuerza, el perro malevolo intentaba entrar a toda costa, "El Rompedesmadres" no era necesario, solo era un inocente perro tratando de alimentarse, o eso solo lo deduje, tarde descubrí sus verdaderas intenciones, la maldad tiene muchos rostros y muchas formas de manifestarse.

Con insistencia, como la de un borracho intentando molestar al respetable, el perro roñoso intento de todas las manera posibles entrar a mi hogar, rodeo la casa e intento entrar por la ventana, a pesar de estar en el segundo piso, había maneras de que un perro subiera las escaleras e intentara entrar o por la puerta o por una de las ventanas, pero de ahí, no había más opciones para seguir con su tarea.

Me dirigía hacia el computador a continuar mi labor cuando algo me sorprendió por completo, el perro dejo de escucharse y me tranquilice, ya me estaba molestando su insistencia, como la de un vendedor de casa en casa, pero justo cuando me incorporaba a mi cama, donde tenía el computador cerca para poder recargarme en la pared el sonido de unas patas rascando en pavimento me helo la sangre. Algo rascaba la pared donde me encontraba recargado, la pared donde no tiene alcance las escaleras ni la ventana con acceso a la terraza, algo arañaba con frenesí el cemento con la esperanza de desgarrarlo y entrar, "El Rompedesmadres" surgió una vez más para salvar la noche, listo para impartir su justicia, "dura, pero justa".

Con nerviosismo golpeé la pared, no lograba imaginar como un perro podría escalar, ni siquiera mi imaginación lograba hacerme entender como estaría en mi pared rasguñandola, es un perro, muy apenas puede caminar, y además, ni siquiera yo lograría poder accesar a tal altura, para eso necesitaría una escalera y eso haría mucho ruido, alertaría a vecinos y familiares, además la escalera no llegaría al nivel donde el perro se localizaba, necesitaría acceder al techo y con una cuerda escalar ante esa altitud. Como un perro accedería a tal altitud, y lo peor, que es lo que busca que hace cualquier cosa por accesar.

Después de 15 minutos desesperantes, el ruido cesó, estaba ante un verdadero misterio, tal vez estaba una vez más ante un demonio, que otra cosa podría ser, podría ser un duende, un ser fantasmágorico, o tal vez un bromista, mmhhh, si, un bromista, dije para mí, pero antes de perderme en los abismos intensos de mi mente, los reptiles que la habitan me previenen.

Las garritas de ese perro extraño ahora rasgan el techo, su sonido es desesperante, molesto, angustiante. Con miedo, uso "El Rompedesmadres", y su efecto hace mella en la actitud del perro, por momentos se detiene, pero solo para continuar con más fuerza. Me preparo para todo, hace tiempo, sucumbí ante un demonio muy antiguo y poderoso que se presentó ante mí en la forma de un gato. Ahora estoy ante lo que parece es un ser espectral o sobrenatural. Camino de una parte de la casa a otra con nerviosismo, temo a lo desconocido a pesar de que me llama poderosamente la atención, es una clase de trauma psicológico o algo por el estilo, investigar aquello a lo que temes.

De pronto, una ráfaga de voces me marea por completo, como los gritos de miles de personas vociferando frases en muchas lenguas que ni siquiera logro distinguir, todas ellas, al parecer dicen algo en común, las que entiendo me dicen, "No grites ni desesperes, los tiempos de la prueba llegan, preparate, no llores ni te rindas, el final, no siempre es la victoria, sino el simbolismo de la derrota", después de eso me desvanecí.

Al levantarme, son las cero setecientas horas, mi casa esta revuelta, mis cosas estan tiradas por doquier, mi computadora esta apagada, reviso mi trabajo y ahí esta, terminado y listo para imprimirse y entregarse. Localizó rastros de sangre que se dirigen al baño, las manchas tienen la forma de patas de perro, me asomó al baño a entender si lo que viví en la madrugada fue real y lo que veo es una prueba irrefutable de que la realidad es tan torcida como la más imaginativa fantasía.

Desde ese día, se me había declarado la guerra. Así que, con miedo en mis manos, las empuñe diciendo para mí mismo: "Quieren guerra, así que la tendrán, hasta por los pinches ojos, hijos de la chingada".
 
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Los Relatos de un Viajero Sobrenatural by Jesús Rocha Viajero de lo sobrenatural is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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