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lunes, 29 de noviembre de 2010

SUEÑOS PREMONITORIOS

Muchas veces he soñado con eventos que resultan premonitorios, la mayoría de las personas alguna vez ha tenido esta clase de visiones, lo que nos demuestra que más alla de lo conocido por la ciencia es apenas un cinco por ciento lo que está ha logrado explicar.

En numerosas ocasiones, sentí la necesidad de entender que es lo que nos causa el visualizar esta clase de advertencias, las respuestas no existen, el solo entenderlo genera más dudas, entonces ¿Que debemos entender por sueños premonitorios?.

Una vez más, me encuentro en la bella ciudad de Tampico, Tamaulipas, admirando su vista, contaminada por un vendaval de seres amorfos que con gritos aústeros le otorgan vida al respetable lugar. Durante unos meses, un sueño me ha perturbado sin descanso, acaso será un premonición.

Visito a mi gran amigo Arturos, quién junto con su familia, forman un perfecto nicho que hasta la fecha no he podido comparar, he conocido personas singulares, amables, bien intencionadas, pero jamás personas tan reconfortantes como la familia de mi gran amigo.

Conocí a Arturo en la bonita ciudad de Cadereyta Jiménez, Nuevo León, desde entonces, formamos un vínculo de camaradería díficil de derrumbar, amigos como él, solo uno en millones, una de las personas a las que más admiro y respeto, no hay defectos en él, o al menos, jamás le he buscado uno, casi siempre los defectos saltan a la vista, pero si el tuviera un defecto, sería el de ser el mejor amigo de todos.

Su familia es un conjunto bien organizado, como un equipo de futbol, una selección oficial, claro, no como nuestra selección mexicana, más bien como la de Brasil o Alemania. No creo que hubiera podido sobrevivir mucho tiempo sin ellos, siempre los visitaba con mucha frecuencia, no porque realmente necesitara de su ayuda desinteresada e hiper amable sino por estar cerca de ellos y sentir parte de sus emociones, su amor, su comprensión, su unión, su trato, sus modales, todo lo que necesita una persona para salir adelante en este mundo y no volverse loco intentando sobrevivir en este planeta tan estresante.

El padre de Arturo, Don Miguels, es un gran orador, tan elocuente con sus palabras, en ocasiones, cuándo tenía la oportunidad de conversar con él, era como si todo el mundo se detuviese solo para escucharlo, solo él podría hablar sobre algo tan trivial y tan común y elevarlo a niveles insospechados, como si hablara Dios mismo y a pesar del tema que fuese, incluso, comentar sobre una comida enlatada y aún así mantener el interés de sus receptores, sea lo que sea que lo que el comentara era siempre algo que yo valoraba en demasía. La madre de Arturos era una persona muy interesante, era muy dedicada con sus hijos pero esa personalidad contrastaba con un carácter muy fuerte, ella también era buena oradora, tenía una ideología con la que yo no empataba, además, a diferencia de Don Miguels, ella imponía sus ideas sin escuchar a sus receptores, dando como resultado silencios sepulcrales. Ambos cocinaban y hasta la fecha, aún no logró deducir quién poseía el mejor sazón, tal vez, con gran cierto, diría que la madre de mi amigo, pero Don Miguels se lleva su mérito.

Arturos tenía una hermanita que rondaba la adolescencia, simpática, alegre, hiperactiva y tal vez una buena amiga, aunque eso no podría afirmarlo, siempre hubo entre ella y yo una barrera, una especie de campo invisible que nos separaba por mucho, desde chica, cuándo por error la conocí antes que a Arturos, asumí que ella y yo jamás podríamos convivir, ya que perteneciamos a diferentes universos, jamás me imaginé que ella y yo estaríamos ligados de una forma tan extraña.

Desde hacía tiempo, un sueño perturbador alteraba mis días. En el sueño, un sujeto con un pasamontañas jalaba del cabello a la hermanita de Arturos y la arrastraba hacia la calle mientras la insultaba, yo estaba a mucha distancia de ellos y al correr, mis pies se hundían en el pavimento, con desesperación le gritaba ha Arturos que ayudara a su hermana pero él veía una película con los audifonos puestos y sus padres se abrazaban observando la televisión.

Gritaba y gritaba y al hacerlo más fuerte, mi lengua se caía, mis manos estaban pegajosas y me provocaba la sensación de vómito, a pesar de eso, me arrastraba con todas mis fuerzas hacia la hermanita de Arturos sin conseguirlo, al acercarme, notaba que la niña no se movía, tal vez estaba en estado de shock, pensaba dentro de mí, pero la niña de pronto empezaba a conversar con una muñeca que sacaba de su estomago, después, todo se volvía confuso, ya que un monton de sapos me observaban celosamente desde la orilla y lo que antes era una calle, ahora era un pantano.

Los sueños son tal vez escenas cotidianas que conservamos, ordenados por el cerebro para mantenerlo ocupado mientras descansamos, una manera de entretenimiento al parecer, aunque en ocasiones son tan bizarros, como un rompecabezas, hay sueños que revelan hechos futuros. Mis tías han experimentado estos fenómenos, varias situaciones desesperantes se evitaron gracias al oportuno aviso de los sueños premonitorios.

La posible pérdida de un primo, el augurado robo con violencia a un tío y el evitar un escenario caótico donde la violencia haría acto de presencia, solo son unos ejemplos de estas advertencias oníricas.

Me tomo un tiempo entender este sueño, la hermanita de mi amigo era para mí algo desconocido, jamás sentí algún interés en ella, pero mientras pasaba el tiempo y la galería de amigos de Arturos se incrementaba, me llamaba la atención los comentarios en torno a ella, al parecer, poco a poco se destacaba entre la audiencia masculina, más especificamente en los allegados, cuyas conversaciones oscilaban entre el futuro de ella y su éxito casi seguro con los hombres.

Siempre evadía esta clase de temas, me parecían de mal gusto, después de todo, la hermanita no alcanzaba ni los quince años. La mayoría de los amigos de Arturos no podían evitar el tema, ya sea superficialmente o discretamente, por momentos me incluía en las conversaciones para no quedar como un no macho y aceptaba que yo también le auguraba un buen futuro, pero solo era un comentario vanal y sin sentido, entre hombres, los códigos y claves son esenciales; aunque el honor actualmente no existe, no podemos darnos el lujo; dar la impresion de ser supermachos da una especie de status de honorabilidad, es un círculo vicioso, quedar excluidos de un grupo por no compartir ideas machistas no era honorable, yo, en lo personal, pienso que un hombre no se hace macho por el simple hecho de ver a un mujer como un objeto, sino por las acciones que emplea para enfrentar cualquier adversidad de la mejor manera posible, las malas palabras no lo hacen a uno mas hombre, no es de machos emborracharse hasta quedar tirado en el piso, es más bien de pendejos, uno debe conocer sus límites, sus debilidades y sus mejores aptitudes y más que nada, un verdadero hombre debe cuidar de su familia, incluso con la propia vida, porque la familia representa el verdadero próposito de la existencia misma, no creo que exista algo más sagrado que está, es la base de los mejores hombres, de la raza humana misma.

Nunca estuve al pendiente de la vida de la hermanita de Arturos, sabía que lo que comentaban nuestros amigos solo eran habladurías, no entendía que veían en esa niña, pero recuerdo que en esos días, mis visitas a la casa de Arturos eran tan frecuentes que su presencia era tan cotidiana para mí, por tal razón, nunca la vi como mis demás camaradas, siendo sincero, conforme el tiempo paso, nunca fue algo importante para mí, todo cambio desde esa extraña noche, en que comprendí, que ni un demonio con forma de gato, ni el mismo señor de la noche era tan terribles como nosotros los seres humanos.

Al llegar a la casa de Arturos, ya entrada la noche, visualice a su hermanita platicando con uno de sus amigos, conforme me acercaba, pensaba en entrar a su casa sin que ella me mirara, ya que mi constante presencia en su casa había logrado que me guardara cierto resentimiento; ya que el gorron, y el arrimado, a los 3 días apestan, o algo así va el refran; por tal razón, intenté esquivar su presencia.

Fue ese día en específico que entendí que la vida es tan bizarra y cruda, mucho más cruda que la ficción. Fue ese día en que empece a interesarme por la vida de ella, preguntandole a Arturos constantemente sobre sus gustos y preferencias, dando quizá así la sensación de ser uno más de los posibles enamorados, mi objetivo desde ese entonces fue firme, la familia de Arturo era como mi familia y como ella estaba incluída en el paquete, hice lo que se hace por la familia, todo, gracias a un sueño.

Un sueño premonitorio.
 
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