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viernes, 28 de mayo de 2010

El viaje hacia aquél lugar olvidado a orilla de la playa

Era una noche tranquila, hermosa y espantosamente aburrida, me encontraba en mi casa solo, con un sentimiento de inconformidad, ninguna ida a una fiesta, ningún plan para armar una reunión, o por lo menos una buena plática. El momento se prestaba para una buena aventura, aunque, en mi caso, sería más bien,un incidente extraño.

Después de dirigirme hacia la playa, un pescador, me retó a que visitará aquél lugar deshabitado, cerca de la playa, más exactamente en la orilla de ésta; aunque la apuesta no tenía nada de interesante, la excursión hacia aquél lugar era un llamado a la adrenalina.

Durante la travesía, nada fuera de lo normal sucedió, todo transcurrió sin problemas.

Como una luz destellante en medio de la oscuridad, se imponía cuál general romano, con una presencia omnipotente, estática, lúgubre, impresionante. En su tiempo albergo curiosas historias de vida, verdaderos víacrucis, escenas esperanzadoras y un cumulo de sentimientos que quedaron impresos intensamente en este lugar.

A punto de abordar ese edificio, logre ver en el horizonte a un barco, sus luces lo alejaban del olvido, aunque no había nada de interesante en ello, con el tiempo entendí que la vida te da señales para que recapacites lo que vas a hacer, para que te des a ti mismo "opciones".

El lugar destilaba un halo de misterio, el ambiente era inquietante, un ulular repentino recorría los pasillos tan rápido que tu mente lograba des-balancearse, aquí es donde la locura tiende a revelarse, en los momentos de calma, la locura reina.
A cada paso que avanzaba, los ecos de personas surgían continuamente, es curioso, son como pequeños fragmentos sónicos que quedan incrustados en los objetos, se emiten cuándo un silencio total se adueña del lugar, por tal razón nuestros sentidos se han vuelto tan inútiles, somos bombardeados continuamente por tantas emisiones, no solo sónicas, también visuales, táctiles, de-gustativas y olfativas.

Un recuerdo inunda mi mente como un rayo veloz, aún recuerdo esa ocasión en que transmigre en la forma de un perro, aunque últimamente trato de olvidar esa experiencia, no puedo evitar recurrir a ella, la sensación de estar conectado a la naturaleza es una de las experiencias más hermosas que jamás haya experimentado, pero, debido a evitar problemas en mi futuro, lo mejor será visitar a alguien experto para que ayude a borrar tal suceso, para siempre.

Con gran pesimismo, llegué hasta la cima de la construcción olvidada, sin ningún problema, a pesar del ambiente pesado y una quietud plana, nada había fuera de lo normal. Unos drogadictos lograron asustarme de repente, fue tan sutil que la risa escapo sin previos aviso, estos sujetos me habían visto desde la playa, ahora entendía la atmósfera enrarecida, el humo que producían avivaba los sentidos, pero a la vez nos aturdía a todos. Con una porción de humor y decepción, me dispuse a irme, pero incluso antes de avanzar, la figura de un anciano obeso y chaparro me pidió lo siguiera hacia la alberca abandonada en la construcción.
Don Tano es un vigilante, el más macho de todos, según él. Nacido en el puerto de Veracruz, su apariencia lo delataba sin tapujos, sentía curiosidad ante mí persona, la mayoría de los visitantes que acudían al lugar, lo hacían para esconderse de la sociedad y practicar sus ritos urbanos, para buscar un lugar privado en el cuál perderse, o simplemente por diversión. Mis intenciones estaban en blanco, estaba muy receptivo, era como un lienzo limpio, dispuesto a entender, a aprender, a conocer cualquier cosa que logrará interesarme, un tipo emprendedor según él.
Pero antes de que logrará enseñarme, me contó tres historias para prepararme a lo que a continuación sucedería, no todos los días uno encuentra a un buen maestro y si se encuentra a uno, no todos son lo que afirman que son.
Don Tano, me contó estas historias que a continuación les muestro.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Desde cuándo los gatos ríen a carcajadas?

Ya ha pasado tiempo desde mi ultimo encuentro con lo sobrenatural, bueno, no tanto; desde que me mude a esta tenebrosa casa, no logro conciliar el sueño, muchos pensarían que soy masoquista, pero en realidad, solo necesitaba un lugar donde tener privacidad.

Las continuas corrientes de aire transportan un sin numero de desconciertos: gritos, risas, llantos; el viento me provee de infinitas voces que recorren la colonia en busca de alivio.

La noche se vuelve más aterradora, un árbol se mece a merced del viento, cuál ritual pagano, logra desconcertar a todos los más próximos a su base. De súbito, una sombra aparece ante él, un desconocido que mira con atención la copa del árbol, ¿Quién es? ¿Porque esta aquí?

-Lo recuerdo-.
Es un ex-jugador de football, le rompieron la pierna unos sujetos hace ya unos años, desde entonces, deambula por las calles, su vida entera acabo por culpa de unos sujetos que por 30 pesos, lo condenaron a abandonar su sueño, ser jugador de football profesional.

Aún recuerdo ese día, yo estaba de visita en Tampico y escuché acerca de eso, no se publicó la noticia en los periódicos ni en la televisión, fue, según entendí, un asunto muy triste, nunca entendí porque no le dieron seguimiento a su caso, era un atleta destacado, uno muy prometedor. En esos días, fui a la playa a nadar y unos primos mencionaron el caso, al parecer lo asaltaron, le rompieron la pierna y ...¡lo mataron!

El sujeto me miró con gran pesadez, logre sentir su enojo, su rabia. Le arrebataron su vida, una vida que se antojaba prospera, fructífera, un futuro brillante.

La hora de dormir era muy tarde, las desveladas me consumían cuál vela ardiente, pero el sueño no aparecía, a pesar de tanta quietud después de tantos sonidos, había algo en el ambiente, algo raro.

El sueño llegó y todo se aclaro. Un nuevo día aconteció y al caer la noche, una vez más algo se presentó.

Todo sucedió a las cero doscientas horas.

Acababa de llegar a la casa tenebrosa después de cortejar a una mujer, mi éxito fue total, la chica me obsequio una noche placentera, un bonito momento para recordar.
Al introducir la llave en la puerta, esta cedió rápidamente, no hubo necesidad de siquiera meter la llave, así que con desconcierto ingresé dispuesto a todo, sabía que la colonia cerca de donde vivía era muy conflictiva así que ya había tomado mis precauciones. Antes de siquiera prepararme para una batalla, vi como mi padre veía la televisión, curioso, no había escuchado que estuviera el aparato prendido o visto el destello que genera este artefacto, antes de avanzar a él, logre escuchar que mi hermana pedía una toalla, me alegro saber que mi hermana también había estaba de visita, todo estaba en completa oscuridad, de pronto mis hermanos lograron visualizarse en la cama durmiendo, pero lo que más me desconcertó fue el olor a longaniza que emanaba de la estufa, mi madre se hallaba cocinando mi comida preferida y yo avance hacia a ella con total estupefacción, toda mi familia había viajado hasta aquí a verme, era un momento muy emotivo, cuándo me acerque a abrazar a mi madre, mis brazos no lograron tocar nada, la estufa estaba apagada, no había rastros de mi madre, con asombro mire a las camas a ver si estaban mis hermanos, ellos no estaban tampoco, con desesperación busque la figura de mi padre que veía el televisor y nada, por último busque a mi hermana gritándole para corroborar que estuviera en el baño, nada se escuchó, todo estaba en completa oscuridad, no sabía que había ocurrido, me arrodillé, me asusté, me desespere, tantos sentimientos me invadieron de súbito que no pude controlarlos, una lágrima recorrió mi rostro y fue ahí donde la puerta se abrió de par en par dejando ver a un gato negro que me veía con una expresión tosca y burlona, sin avisar, inicio una carcajada inverosímil, una carcajada siniestra, perturbadora, una carcajada diabólica, una carcajada que aún en las noches retumba en mi cabeza.
Terminé tirado en el piso abrazando una cobija con un miedo indescriptible, temblando y con una incógnita en mi cabeza. ¿Desde cuándo los gatos ríen a carcajadas?
Después de un tiempo, demasiado tiempo, fui buscando personas que hubieran experimentado casos similares a los míos, hasta la fecha, todas las personas no paran de reírse y de alabar mi gran creatividad, a veces, me hacen sentir realmente mal.
Pero no todos se burlaron de mí, en una convención de cristianos, conocí a una señora muy interesante, ella creyó en mí y me comentó que el Diablo adopta formas variadas para dañar a las personas, a ella se le apareció en la forma de un niño recién nacido con dentadura completa, la cuál uso para morderla, fue en Monterrey, Nuevo León, en una parada de camiones, su vivencia duró aproximadamente 4 cuadras, distancia en la cuál ese niño la persiguió; mientras me explicaba su caso, no pude evitar sonreír, ahora entendía porque las personas se reían de mí, curioso.
A pesar de nuestra diferencia en relación a religión, hicimos una amistad muy bonita, hasta el día en que descanso en paz, sus enseñanzas aún las llevo en mi mente y sus consejos, hasta el último de sus días, dedico toda su vida a ayudar a personas que habían tenido contacto con seres sobrenaturales, los invito a contar sus testimonios y les ofreció todo lo que estaba a su disposición, es una lástima que sus hijos no la valoraran como uno la valoro, era una señora entrañable, gracias a ella entendí que los problemas, no importa que tan difícil se vean, tienen solución, siempre y cuándo se tenga el apoyo, y se de el apoyo, por eso el mundo está así, cada quién se ocupa de sus problemas y no ayuda a nadie más. No tiene porque ser así.
El diablo es una término muy fuerte y juré jamás meterme en sus terrenos, pero una vez que experimenté esto, mi vida cambio de manera drástica, todo, incluso mi carrera sucumbió ante esto. Pero el diablo no apareció ante mí esa noche, el gato era la personificación de una criatura menos poderosa pero no por ello menos terrible.
Me reservo el nombre de este ser, ya que el solo pronunciar su nombre podría ser una invitación para invocarlo, este ente demoníaco es uno muy antiguo, con una clasificación importante en la mitología medieval, la presencia de él obedece a una adquisición clave, importante en el curso de la humanidad; es posible que no fuese yo el objetivo de esta criatura, tal vez lo sea mi mente, en relatos posteriores, iré develando el enigma, el cuál tiene que ver con una niña, el catalizador de una gran vorágine de eventos que gracias a Dios, se evito.

-No mueras, no mueras-
Esa voz apareció otra vez, toda mi piel aún se enchina ante esta frase.
 
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