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miércoles, 30 de marzo de 2011

Un caso aislado

Eran las cero quinientas horas y me dirigía hacia la universidad, todo transcurría con naturalidad, la belleza de la vida se mostraba esplendorosa, el ambiente derrochaba mucho color, pero había algo raro en una pequeña esquina de un parque.

Mientras para la mayoría de los niños, todo era felicidad, travesuras, rabietas y mimos, para un niño en especial, todo era tan extraño, para esa pobre alma, todo era nuevo, era algo que no comprendía.

Al principio, cuando nuestras miradas se cruzaron, logre notar su naturaleza, un ser inocente, sin malicia, pero sin la percepción para entender la diferencia entre el bien y el mal.

Pasaron los días, aquel niño de mirada perdida, seguía disfrutando de las acciones de los demás infantes, los observaba meticulosamente, nada escapaba a su omnipotente acecho; me resultaba demasiado extraño su comportamiento, desconocía que existieran aún criaturas de esta naturaleza, lo más probable es que provenga de un lugar humilde, abandonado tal vez por sus padres, obligado a sobrevivir en las duras calles de un sitio al que solo le platicaban entre sueños. No logre contenerme, así que investigue como poder darle asilo a ese extraño niño, afortunadamente, el gobierno se hizo cargo de él, brindándole un techo y comida frecuente, algo esperanzador.

Durante algunos meses, mi existencia se tornaba vacía, necesitaba una cómplice en mi vida, ya que es una de las necesidades humanas más habituales, la búsqueda de una pareja es en sí extenuante, si contamos con el hecho de que no soy el tipo más atractivo ni más interesante, ni mucho menos el más elocuente, ni por mucho el más rollero, aunque la vida, sabia y poderosa, con el tiempo te enseña muchas cosas.

Todo parecía rayar en la normalidad, todo hasta que recordé mi bitácora de los relatos del viajero sobrenatural, de como empezar a analizar mis casos desde un punto de vista más científico, pero, la idea de volver a mis orígenes, me cloroformizaba.

En la mitad del día, mientras jugaba con mis amigos en un local de videojuegos, un niño entro de una manera muy abrupta, como escondiéndose de algo o de alguien, todos en el lugar, solo lograron soltar una risa tan sonora que contagió a propios y extraños. Sin meditarlo, el dueño del lugar lo saco para que no perturbara la paz de los presentes, por lo que el niño no tuvo más opción que irse.

Pasaron los días y volví a encontrarme con ese niño, ataviado con harapos y con una mirada triste y perdida, lo invite a comer, mientras lo hacía, le platique que debería seguir en el lugar donde lo habían cuidado de parte del gobierno, que un niño en su situación necesitaba de apoyo, pero solo me miraba cuando comía, no producía sonido alguno, en parte lo entendía, tantos niños abandonados al azar, la mayoría, mueren a los meses, los que sobreviven, se convierten en delincuentes, muy pocos logran sobrevivir a estos medios y no por los peligros de la ciudad, sino de nosotros, sus habitantes.

Después de comer, el niño me miro por ultima vez y me dio un collar, uno muy sencillo pero hecho a mano, probablemente hecho por el, como un favor más, le obsequie dinero, pero el dinero no lo acepto y se fue entre la multitud que ni siquiera volteaba a verlo para no tropezar con él.

Mis amigos y yo quedamos de vernos en un lugar cerca del centro para realizar un trabajo, pero antes tenía que ir a una zona donde vendían accesorios baratos para uno de mis gadgets, cerca de la zona, me tope con una escena un poco perturbadora, ese mismo niño que en anteriores ocasiones invite a comer, sujetaba a una niña de escasos ocho años, le cubría sus labios con tremenda fuerza, mientras la arrastraba hacia abajo de un puente, la niña, horrendamente asustada, intentaba con todas sus fuerzas liberarse, pero ese extraño niño no cedía, después de unos minutos, llegue hacia ellos y le grite fuerte al niño para que la soltara, el niño, ahora ya no me miraba con esos ojos perdidos, sino con una rabia impresionante, que pretendía hacer con esa niña, era algo que no quería averiguar, solo me interesaba rescatarla, mientras forcejeaba con el, le dije que se tranquilizara, que si la soltaba, me encargaría de de que la niña no lo acusara, pero el niño no daba marcha atrás, se acercaba cada vez más al agua, ya que a escasos 4 metros, se encontraba la laguna del carpintero.

La niña lloraba sin parar. Mientras jalaba al niño, no sabía porque la llevaba hacia la laguna, tal vez pretendía ahogarla, tal vez solo la quería tirar como una broma, pero aun así, era mi deber detenerlo. En un instante, sus ojos cambiaron, su pupila se encontraba dilatada incompletamente, como si formara una media luna y logre observar unos pequeños colmillos, como si hubiera tallado sus dientes para darles esa forma. Entonces, le pedí de favor que se detuviera y por alguna extraña razón, lo hizo, soltó a la niña y me miro fijamente, la niña corrió hacia mis brazos mientras el extraño niño nos observaba, con un gesto de burla, miro a la niña y después me observo a mí algo confundido, camino lentamente hacia la laguna sin dejar de mirarme, hasta sumergirse en el agua, intente detenerlo, pero el me hizo una seña de que no me le acercara, a su lado se encontraban dos inmensos cocodrilos, como tenía a la niña desconsolada en mis brazos no logre ir por el, pero ni hizo falta, mientras se hundía, los cocodrilos le vigilaban celosamente, desapareció en medio de un chapoteo de agua, dejándonos a la niña y a mí totalmente desconcertados.

Cuándo llevaba a la niña de vuelta al parque de la laguna, nunca olvidaré su comentario: volverá el niño reptil por mí algún día.

Niño reptil, realmente, debo de dejar de dormir tan tarde.
 
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Los Relatos de un Viajero Sobrenatural by Jesús Rocha Viajero de lo sobrenatural is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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