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miércoles, 27 de octubre de 2010

LA COSA EN LA FÁBRICA

Ya había pasado tiempo desde aquél extraño encuentro con el mismo señor de la oscuridad, su presencia sacudió toda mi existencia.

Solo a personas malvadas se les debe aparecer, me decía a mí mismo, porque se ha aparecido ante mí, porque tuve que toparme con el. Las respuestas no aparecían, el padre de la iglesia más cercana a mi lugar de residencia, logró tranquilizarme, lejos de ser una persona con un boleto directo al infierno, probé ser una persona con mucho temple, después de todo, para conocer el mal, debes vivirlo en carne propia, esa es una premisa, como vas a saber que es el mal si solo te lo han contado, además, el señor de la oscuridad tiene algunas semejanzas con el temible Señor del bosque y su siervo, no cabe duda que el padre se tomo su tiempo y puso en práctica toda su paciencia para conmigo, ah y también para no llevarme a un manicomio.

Con algunas reminiscencias traducidas en extrañas pesadillas, mi mente se debatía entre cruentas batallas, ecos de ayeres y gritos extraños. Sonidos agudos invadían mi mente y terminaban por acabar con mi poca concentración. La universidad paso a ser un calmante momentanéo.

Conocí a un gran amigo que me apoyó totalmente, me enseño parte de su oficio y durante mi estancia con él adquirí grandes conocimientos, gracias a el, aprendí a abrirme camino en la vida. Durante un período de trabajo, me presento a un representante de unos productos dedicados a los infantes. Necesitaba una campaña publicitaria para poder sacar adelante la empresa, el tiempo era apremiante, pero en plena campaña, me hablo de un trabajo muy interesante, muy bien pagado y por el cuál no se requería mucho esfuerzo.

Sin consultarlo con mi amigo; el dueño de la agencia publicitaria, acepte la propuesta de trabajo con el representante de la empresa juguetera, con la esperanza de obtener un ingreso extra y por ende, una buena entrada de dinero.

Me cito en un lugar muy concurrido, de ahí nos dirigiríamos hacia el trabajo. Con mucha curiosidad le pedí me describiera mi función en la empresa. El trabajo en cuestión consistía en cuidar una fábrica en las afueras de Altamira, Tamaulipas, como vigilante, mi sueldo era de mil quinientos pesos mexicanos a la semana, un turno de 8 horas solo por la madrugada y solo trabajaría 3 días a la semana.

Mi cerebro mutante no percibía trampa alguna, confiaba en el sujeto, me propuso un trabajo que podía realizar a la perfección y eso me hacía sentir bien.

LLegó puntual a lo acordado, mientras nos transportabamos, poco a poco veía las fábricas de Altamira y me preguntaba, como sería la fábrica que tendría que cuidar, estaría grande, pequeña, o cuál sería su aspecto.

En cierto punto, salimos de la camioneta de mi reclutador y me pidió que caminasemos hacia la fábrica, ya que no había camino transitable para vehiculos. Mientras caminabamos me hizo muchas recomendaciones, las cuáles, hicieron dudar de su promesa de trabajo sencillo. Caminamos cerca de 2 kilometros, esquivando hierbas traicioneras, serpientes enormes y coyotes, o algo parecido, de vez en cuando volteaba hacia atrás y notaba que la civilización se había perdido entra hectareas de maleza, conforme avanzabamos, un tenue hedor de descomposición animal me impidió respirar.

Mi reclutador me comentó que en esta área aún habían animales muy agresivos que no se daban por vencidos en ceder su territorio, los tigres representaban una amenaza latente en el territorio de cierta manera, virgen.

Pregunté la clase de armas de las que podría disponer para defender el inmueble, y su respuesta me hizo querer regresarme a la civilización. Una linterna, unas esposas y una tonfa eran los accesorios que me iban a acompañar en mi labor. Después de una hora y media a paso veloz, logre ver a lo lejos, una fábrica inmensa, derroída, pero delimitada con malla metálica alrededor. Parecía un complejo de una película de ciencia ficción que fue destruido por el heróe en cuestión.

Ya con la oscuridad en nuestros hombros llegamos al plantel. Un señor que rondaba los setentas nos recibió con una mirada de pocos amigos.

-¿Le describiste lo que tiene que hacer?-. Su voz era ronca y evidenciaba un olor a alcohol.

-Sabe que tiene que hacer, con eso será suficiente-. Mi reclutador irrumpió imperativamente.

Algo había que no me querían mencionar, sea lo que fuese, tenía que preguntarlo.

El señor entrado en los setentas me dio los aditamentos y me acompaño a recorrer el lugar, me enseño como abrir cada una de las compuertas y puertas, así como acceder a los miradores del techo, me explico el procedimiento en caso de allanamiento, la habitación usada como cárcel para confinar al intruso mientras llega la policía.

Cuándo llegamos al taller de los juguetes, fue cuando me describió lo que sucedía en el lugar.

-Estoy seguro que tienes muchas preguntas, ¿porque este lugar esta muy alejado?, ¿porque esta casi destruido?, ¿porque hay que cuidarlo si solo alberga mucha basura añeja?-.

-La respuesta se remonta a una de las familias más acomodadas de la época de los años sesenta-.

-El dueño de esta empresa juguetera amaso una gran fortuna con una línea de juguetes muy popular, esos eran buenos tiempos, en ese entonces, Altamira, era solo un sueño, pero sirvió para crear en él, un complejo donde albergar un taller de la empresa, donde se trabajase en privado, con total hermetismo, en un diseño que superara las expectativas y le diera un salto impresionante a la revolución del entretenimiento en materia de juguetes-.

-Lejos del puerto jaibo, pero a la vez no tan lejos, se decidió por medio de logística la ubicación en un lugar muy discreto, aún a estos años, es un lugar inaccesible para muchos ojos curiosos-.

-El dueño de la empresa tenía una hija muy hermosa, ella era la inspiración para los juguetes más divertidos, ya que por ella se decidió a incursionar en este giro-.

-Un día, la niña entro al taller de juguetes, supongo que a escoger alguno y llevarselo, pero en el taller, había mucha herramienta peligrosa, y en un descuido, desapareció. La buscaron por mucho tiempo, meses, hasta que encontraron lo que quedó de ella en un recipiente que contenía plástico para muñecas, al parecer, cayó en el y murió asfixiada y con los procesos para darle forma al plástico, fue descuartizada, parte de ella quedó en el plástico de muchas muñecas-.

-Desde ese día, la fábrica cerró y su dueño paso mucho tiempo buscando a las muñecas que fueron creadas en base a esa ración de plástico; gasto toda su fortuna para encontrar hasta la última pieza y cuándo lo hizo, se encerró en la fábrica y murió al poco tiempo-.

-Su familia heredó las deudas que continuaron por no haber surtido pedidos y descontinuar la producción, recientemente se han estado logrando esfuerzos por volver a levantar la compañía pero no se verá la gloria como en tiempos de antaño-.

-Enterraron a la niña, o lo que quedo de ella, pero la mayor parte de su cuerpo quedó fundido con el plástico de las muñecas, así que parte de ella aún se encuentra aquí, en la fábrica, encerrados en un contenedor con 7 llaves, de las cuáles, deben abrirse en cierto orden estricto-.

-El dueño murió en una profunda tristeza, se cuenta, entre los antiguos veladores, que cuándo murió, las muñecas que recogió al final de su vida lo miraban fijamente alrededor de él, como si las hubiera acomodado así antes de fallecer. Lo tétrico del asunto es que varios veladores han renunciado a este trabajo por que han visto algo, una cosa en la fábrica que se arrastra en los techos, que se desplaza por las paredes, que llora por los pasillos y que gusta de sentarse en el mirador del techo, algo amorfo, abstracto, sin forma alguna, podría ser que el alma en pena de la niña vaga por el inmueble cargando con su apariencia extraña, una suerte de muñecas apiladas tratando de recuperar su forma, a pesar de que todas esas muñecas estan encerradas con 7 candados, se les ha visto en numerosas partes de la fábrica-.

-Solamente, las personas más valientes, se atreven a quedarse mucho tiempo, yo he durado 10 años aquí, mi predecesor, aguantó solo 7 años, el fue perseguido por esa cosa, alcanzó a encerrarse en la cárcel que tenemos, y de ahí no salio en 2 días, cuándo lo encontraron, decía muchas cosas sin sentido, yo solo tuve que hacer el recorrido sin que el me preparase y creeme chico, esa cosa, es algo bestial, gracias a Dios que vas a relevarme, ya tiene muchos años que no duermo bien, si te topas con eso, no pelees, no grites, solo corre, odia la luz, la linterna te dará protección, pero limitada, yo ya soy un viejo, la última vez, por poco y me alcanza en el techo, ya no soy el de antes-.

Yo siempre me he considerado capaz, de aprender rápido y de hacer las cosas bien, creo en lo que hago, y me enfrento a lo que temo.

Pero, seamos honestos, quién, en su sano juicio, se quedaría, después de saber la historia de tan extraño lugar.

viernes, 1 de octubre de 2010

EL SEÑOR DE LA OSCURIDAD EN EL CAMINO

En una noche muy tranquila, mi estomago no dejaba de molestarme, lejos de tener hambre, un antojo impresionante me agobiaba, el objetivo primario eran las tan famosas tortas de la barda, el platillo mas conocido de la ciudad, la especialidad del puerto, al parecer.

Con flojera coqueteaba con la idea de moverme entre las extrañas calles de Tampico, solo para conseguir el tan ansiado antojo. Me desocupe de mis trabajos de la universidad para buscar mi cena, así que avance a paso forzado, confundiendome con las sombras, intentando pasar desapercibido ante la horda de zombies nocturnos que infestaban la ciudad.

Observaba extrañado el efecto del alcohol en los individuos, como a unos los relaja, a otros los atonta, a otros más los distrae, y unos pocos aloca.

La cerveza es la bebida más enigmática del planeta, es quizá el elixir por el que antiguos caballeros aventureros lucharon hasta la muerte y ansiaron tener en sus manos, es la respuesta a ninguna pregunta y una fuente de eterna juventud, es un tesoro en las manos equivocadas.

Durante toda mi existencia, el alcohol se ha apoderado de toda mi familia, se ha librado una batalla contra este líquido desde hace muchas decadas y jamás lo han vencido, muchas bajas ha causado y ha demostrado ser un enemigo imbatible en el continuo espacio-tiempo que además resulta inmortal.

Caminé por varios minutos hasta que encontre el primer puesto de comidas, venden toda clase de alimentos con carne menos las famosas tortas de la barda, así que continúo hacia el siguiente puesto.

Antes de darme cuenta, estoy a medio kilomentro de mi refugio, estoy hambriento y tengo un cansancio que me impide avanzar,a unos cuantas calles, logro visualizar un puesto de comida con buena pinta.

No hay tortas de la barda, cerca de ayudas y consejos, solo recibo miradas burlonas y disimulados comentarios sarcasticos, la gente de Tampico es buena, pero ultimamente han llegado muchos forasteros, con intenciones perversas, con miradas malignas y con una ideologia horrible.

Durante un corto trayecto, aparece de entre una estela de humadera un sujeto muy alto. Ataviado con una cobija, cargando algunos botes de plastico, entre ellos, el de una bebida muy conocida de color oscura.

Con una voz muy pausible, me pregunta si busco algo en particular, a medida de que avanza el sujeto, su olor putrefacto inunda mis fosas nasales de manera muy inquietante, su aspecto es el de un vagabundo, naturalmente, mis instintos son brutales, alejarse de ese sujeto es mi directiva primaria segun las ordenes de mi cerebro, pero algo me lo impide, mi sentido de la razón.

Empiezo a conversar con el vagabundo y juntos caminamos por las calles, durante nuestra charla, todo se detiene, los carros dejan de circular, las personas entran a sus casas, los animales buscan refugio en las sombras de sus madrigueras. A simple vista, el vagabundo tiene una vestimenta muy peculiar, como si fuera, más que un pepenador, un coleccionista.

-Supongo que debo confesarte quién soy-.

Replicó el vagabundo mientras yo lo escuchaba atento.

Me han llamado por infinidad de nombres, soy la inspiración de cientos de universos, mi presencia ha inundado las mentes de numerosos prodigios, estoy impregnado en el consciente colectivo de millones de seres, yo soy la alternativa a un mundo aburrido y gris, lejos de ser carcelario, yo soy un libertador.

Yo, soy el Diablo, el señor de la oscuridad, el lado negro de la existencia, uno de los 2 caminos de la existencia misma, yo soy todo.

Durante años, pensé, que en mi corta existencia, había visto un buen número de cosas,lo suficiente como para sentarme en el sofá y contarle a mis nietos y conocidos mis andanzas, mi misión en Tampico, mi calvario, mi sacrificio por la familia.

Me encontraba ante la presencia de la representación suprema del mal, el líder del bando contrario, uno de las representaciones del ying y el yang, por citar algunos ejemplos.

Antes de lamentarme, por considerar que aquél que lidera el lado enemigo solo aparece ante sus esbirros o personas con un pie en sus dominios; leáse el infierno; este individuo corto mis pensamientos con una sutil frase:

-Es una bonita noche, suelo recorrer el mundo en noches como estas-.

-No poseo muchos conocimientos, pero conozco el mundo de palma a palma, conozco cualquier dirección, lugar turístico, zona prohibida y espacio virgen para el ser humano...-

-Ultimamente, la vida se ha agitado de una manera interesante, los mecanismos de la avaricia y el ansía de poder se han iniciado, pronto, en algunos años, el infierno será un oasis ideológico en una patria de maricas perdedores -.

Antes de que le preguntara el porque yo me encontraba con el, me conto sobre su cobija con la cuál cubre toda su estampa, en ella tiene numerosos parches, con las banderas de muchos países, tal vez, de todo el planeta y tiene como recuerdos de sus viajes, muchas botellas, tal vez, una analogía del control que ejerce sobre numerosas compañías y grupos en el mundo.

Entonces, decide develar el poque se presento ante un humilde personaje como yo.
-No eres nada irregular, nadie interesante, eres una mancha derramada por un bolígrafo defectuoso, caminas entre dos planos, por lo tanto, tu dirección es érronea, crees poseer un don, pero este don es algo con lo que todos ustedes estan dotados, los demás mortales ignoran esto así como olvidan que el mundo existe, que no todo gira en torno a ellos, son unos completos ignorantes que se refugian en una conciencia cosmica elevada para así no tener que cargar con la culpa, se aislan, se encierran en su propio espacio asfixiante, en su burbuja utópica, como criaturas rastreras, asquerosas.-

-Dios es el bando que has elegido: ¿Por que tu lo elegiste, o porque tus padres te heredaron?-.

-Estas en una mision especial, porqué, quién es el guía espiritual que se te aparece en la forma de una niña con violín y para terminar, como manejaras la mision si siempre terminas tirado, vencido y con un dejo de desesperación que tu cara refleja a diario?-.

En esta ocasión, no hay ruidos intermitentes que intervengan en mi situación, ni siquiera, testigos de mis andanzas quijotescas, en esta situación, sé, que existen cosas que no se pueden explicar con palabras coherentes, ni con fábulas reminiscentes, a todos nos ha tocado experimentar situaciones realmente espeluznantes, que preferimos clavar en lo más profundo del cerebro, con la posibilidad de que nadie las lea ni las entienda, encerramos en nuestro subconsciente demonios que poco a poco carcomen la vida, reptiles paganos, capaces de devorar la telaraña de la realidad misma y atravesarla por completo.

El señor de la oscuridad en el camino se aleja dejandome con un vacío existencial.
Esta vez, no intento llevarme al infierno, no me persiguió para devorar mi alma, ni siquiera intento engañarme como el nahual en la zona peligrosa de Tampico, simplemente cuestiono mi existencia vanal y sin sentido, dejandome más perturbado y herido espiritualmente así como confundido que si me hubiera robado el alma.

No era casualidad el encontrarmelo aquí; Dios nuestro señor, el Diablo, amo de las tinieblas, son los dos protagonistas de la historia de la humanidad y a ambos, los he conocido, el Diablo, lejos de ser el tipo rojo con cuernos, patas de gallo y caballo y trinche, era un ser humano, un vagabundo, un ser que se camuflagea con el ambiente, pero y Dios, nuestro señor, como es que debo describirlo.

Entre pasos firmes, mediante la humadera que lo recibió, el señor de la oscuridad en el camino, se pierde entre la gente, este suceso me marco por mucho tiempo.

Con un hambre horrible, y un estomágo a punto de salirse de mi cuerpo, por fin encontré mi tan ansiado objetivo, es una lástima que ese manjar conocido como torta de la barda me haya dejado enfermo por tres días con una permanencia involuntaria en el baño.

No volví a pasar por esa avenida durante un buen tiempo hasta que mi mente olvido parte de ese suceso, ahora, cada que viajo a Tampico, no puedo evitar caminar por ese lugar para recordar, aún así, a pesar del tiempo, no puedo dejar de sentir escalofríos.
 
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